A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

Es del interés de la Unidad Cuajimalpa, que la comunidad universitaria conozca las verdaderas razones por las que, a partir de 14 de febrero, está suspendido el servicio de comedor.

El contexto

Como es sabido, a partir de la puesta en marcha de las instalaciones definitivas de nuestra Unidad, y a través de las distintas administraciones, la operación del comedor universitario ha sido menos que satisfactoria, pues el servicio se suspende con frecuencia y de forma contingente: nunca sabemos con cuántos trabajadores contaremos para dar el servicio y cuánto nos costará en pago de tiempo extraordinario, pues cada día el costo de la comida varía para la institución, según se incrementa el sobresueldo a los trabajadores del comedor para que preparen los alimentos ese día.

Razones de la intermitencia del servicio

• Plazas vacantes por alta rotación de la plantilla. En la forma, el comedor tiene un número de empleados más que suficiente para dar el servicio a toda la comunidad, pues al 14 de febrero del presente año, se cuenta con 43 plazas de trabajo. De hecho, proporcionalmente tiene una plantilla mayor que otras Unidades Universitarias. En los hechos, cotidianamente se funciona con la mitad de trabajadores, pues la fuerza laboral está permanentemente disminuida por una alta rotación de las plazas, que se expresa en constantes cambios de adscripción a otras Unidades, ascensos escalafonarios, permutas, etcétera; fenómeno que, aunque ocurre en todas las áreas de la Unidad, impacta particularmente el servicio del comedor. 

• Ausentismo laboral. Los trabajadores del comedor faltan constantemente al trabajo por causas diversas: licencias por enfermedad expedidas todas por médico particular (92 inasistencias en lo que va del año); faltas injustificadas; permisos para asambleas sindicales y congresos, días económicos (10 días al año con goce de salario), entre otros. Así, las vacantes generadas por la alta rotación de la plantilla y el ausentismo de los trabajadores, desestructuran el proceso de trabajo del comedor. Ese es el momento propicio para que se exija a la Universidad el pago de sobresueldos para dar el servicio, lo que no sería inusual si no ocurriera en la desproporción con la que ocurre, como se explicará más adelante.  

• Otras afectaciones: merma por sustracción ilegal de bienes. El comedor había sido objeto de un saqueo constante e indiscriminado. Se documentó que un trabajador, en un día, tomó dinero en efectivo por más de $400.00 pesos, y sustrajo en su mochila dos paquetes de “alegrías” de 10 piezas cada uno, una golosina de chocolate, dos piezas de pan, dos empaques de bebidas; además de desayunar, comer y tomas diversas bebidas con cargo al presupuesto del comedor (esto último históricamente exigido como una prestación adicional a todos los empleados de la cafetería). Para contender con esta situación, se despidió a un trabajador y se reforzaron las medidas de vigilancia, control y supervisión, de lo que resultó una notable disminución de la merma (ya solo por caducidad de alimentos) y un incremento en el número de comidas cobradas de hasta un 10%, y de 100% en las ventas de la “barra fría”. 

 Acciones principales de remediación

• Inyección altísima de recursos financieros, por la exigencia de pago de sobresueldos y compensaciones económicas, para que los trabajadores presten el servicio. Esto se refleja en el fenómeno de pago de horas extra dentro de la jornada de trabajo, que consiste en cobrar horas extraordinarias sin trabajarlas realmente, a manera de compensación por cubrir el trabajo de los ausentes en un día determinado, pues trabajan su jornada normal y reciben pago de varias horas de tiempo extraordinario, lo que en muchas ocasiones llega a duplicar y triplicar el salario ordinario de los trabajadores. También cobran tiempo extra por llenar las máquinas expendedoras de alimentos. Por ejemplo, en la semana del 26 de enero al 1 de febrero, a un ayudante de cocinero, cuyo salario base semanal por 7 días es de $1,763.00, se le pagó en ese mismo periodo por concepto de tiempo extraordinario $4,494.84, como si algunos días de esa semana hubiera trabajado más allá de la media noche, cuando apenas y trabajó 7 horas efectivas. Adicionalmente, a todos los trabajadores del comedor se les mantiene el disfrute del desayuno y la comida, sin restricción en cantidad y sin costo alguno. 

• Contratación sistemática de plazas temporales. Recurrentemente se contratan plazas temporales para contender con la alta rotación de personal, aunque por lo tardío de los procesos, representan un alto costo para la Universidad, porque se les brindan todas las prestaciones (servicio del ISSSTE, aparatos ortopédicos, ópticos para el trabajador y sus familiares ascendientes y descendientes), ropa de trabajo, aplicación de análisis clínicos, vales de despensa, etcétera, y muchas veces estas plazas resultan ser insuficientes o inoportunas. 

• Asignación de plazas de nueva creación. Por documentar la alta prioridad que tiene el servicio del comedor, en la pasada revisión contractual se decidió que las únicas plazas de nueva creación que se asignaran a la Unidad serían para la cafetería, por lo que las 4 nuevas plazas que fueron autorizadas son para esta Sección. Resulta que en otros lugares con 17 empleados sirven 1000 comidas, pero en nuestra Unidad los trabajadores del comedor no están dispuestos a dar más de 150 desayunos y 700 comidas, pues eso es un “exceso de trabajo” (Sí lo hacen, aunque sea “un exceso”, si se les pagan excesivas horas extra). Esto llama aún más la atención, si consideramos que en la cafetería de la Unidad se cuenta con equipos de apoyo que posibilitan la elaboración de los alimentos en tiempos menores a los normales, disminuyendo las horas hombre requeridas para producir los alimentos del día. 

 El diferendo con los trabajadores: ningún dinero ni apoyo fue suficiente 

La última semana de enero de este año, los trabajadores de la cafetería intempestivamente presentaron a la Universidad un pliego petitorio (sin firma), en el que básicamente solicitaban el pago de más tiempo extraordinario, que no se sirvieran más de 700 comidas y que se quitaran las cámaras de vigilancia instaladas en ese lugar (que permitieron detener el constante saqueo de bienes del comedor). También, de manera verbal, han mencionado que no pueden atender más comensales a la hora de la comida, porque origina un “riesgo de protección civil”, ello en preparación de un reclamo de sobresueldo salarial “por riesgo de trabajo”. 

En una reunión efectuada para atender sus peticiones, adicionales  a las concesiones que ya reciben, la Universidad accedió a pagar 3 horas extra a todos los trabajadores del comedor, pero no a quitar las cámaras de vigilancia y mucho menos a limitar el número de comidas a la comunidad universitaria, pues se les explicó que se les paga por jornada de trabajo, no a destajo (por número de comidas dispensadas), y que la institución, por el contrario, aspira en el corto plazo a extender al máximo la cobertura de alimentos a la colectividad (pretenden, aun habiendo comida para servir, dejar actualmente sin servicio de comedor a más de 100 universitarios al día, incluida la suspensión de la atención en la sección de “barra fría”). 

El detonante y la decisión tomada 

Pese a que la institución ha pagado puntualmente el sobresueldo convenido, el miércoles 12 de enero los trabajadores suspendieron el servicio de comida a las 14:30 horas, argumentando que había un “acuerdo con el Secretario para no servir más de 700 comidas, salvo que se les pagara más tiempo extraordinario”; acuerdo absolutamente inexistente. Tuvieron que intervenir la Coordinadora responsable de la Sección de Cafetería y el asesor laboral para que continuara el servicio, pese a que, de manera altanera y faltando al respeto, algunos trabajadores pretendieron que podrían desalojarlos a gritos del lugar, sin conseguirlo. 

Al día siguiente, luego que los trabajadores pegaron carteles en las paredes y cristales ubicados en el acceso a la cafetería, el Secretario de la Unidad se presentó al comedor para recordarles que hay mamparas de uso exclusivo del sindicato, para que peguen su propaganda, además de reclamarles que estaban mintiendo porque eran ellos los que habían incumplido el acuerdo de trabajar sin condicionar el servicio, pues nunca hubo pacto en el sentido de solo servir 700 comidas. Un trabajador, inclusive, mintiendo deliberadamente reclamó airadamente al Secretario de la Unidad que sí existía ese acuerdo. 

Ante lo inadmisible de la situación imperante, en la que ninguna cantidad de dinero era suficiente para que los trabajadores dieran el servicio de comedor, se tomó la decisión de suspenderlo a partir del viernes 14 de febrero, hasta que se cubran las plazas vacantes y se pueda operar sin que la institución y sobre todo los universitarios seamos rehenes de grupos de interés que, a sabiendas de lo necesario que es este servicio, sin ningún pudor ni límite alguno reclamen sobresueldo encima de sobresueldos ya otorgados. 

Es importante precisar que no es responsabilidad de la Universidad el que no se cubran las plazas vacantes, sino del sindicato, que no propone los candidatos que cubran las plazas no ocupadas del comedor, como se demostrará públicamente a la brevedad. 

En síntesis, estos fueron los ejes que sustentaron la decisión de suspender el servicio de comedor: 

1. Una plantilla obesa y en crecimiento ilimitado.
2. Alta rotación del personal.
3. Ausentismo laboral permanente.
4. Sobrecosto de la plantilla de personal, ya insostenible financieramente, aunado a reclamos para su constante incremento.
5. Oposición a que el servicio de comedor se convierta en rehén de grupos de interés en perjuicio de la institución y de los miembros de la comunidad universitaria, a quienes sin justificación se les pretende negar el servicio. 

Los reclamos del grupo de trabajadores del comedor están documentados, y los hacemos públicos no en un ánimo de confrontación, sino para que defiendan su racionalidad o para que declinen de sus excesos en beneficio de todos los universitarios.