28 Sep 2020/ Miscelanea

Donación de cadáveres a universidades: una desaparición silenciosa

Por UAM Cuajimalpa a las 01:09 pm


En México, casi mil cadáveres entregados a universidades, con fines didácticos o de divulgación científica, no cuentan con documentos que permitan identificarlos ni rastrear su paradero final. Desaparecen sin verdad ni justicia.

Redacción

Al menos 969 cuerpos humanos están perdidos en México. Fueron donados por fiscalías estatales a universidades, para fines didácticos o de divulgación científica, en las últimas dos décadas. Desaparecieron porque no existen documentos oficiales que permitan conocer el proceso de entrega de estos cadáveres de personas no identificadas a diversas facultades de medicina y los detalles sobre su disposición final.

Después de analizar unos 300 documentos oficiales, obtenidos a través de solicitudes de acceso a la información pública interpuestas a más de 100 dependencias de gobierno e instituciones educativas, se detectó una reiterada ausencia de registros en la cadena de custodia de los cadáveres donados, así como una inobservancia generalizada a leyes, reglamentos y protocolos forenses, que impide identificar a los occisos y saber con certeza dónde yacen sus restos.

Cada uno de estos expedientes faltantes es más que un simple número de caso; son personas que fallecieron sin decir adiós a sus seres queridos, sin una respuesta a cómo murieron y sin justicia para quienes fueron asesinados.

Tal es el caso de Gemma, quien fue secuestrada; murió y sus padres aún investigan si su cuerpo fue donado a una universidad privada. “Octavio” es un joven desaparecido, del que su familia sólo pudo recuperar su pierna, luego de que fuera utilizada para hacer estudios en una escuela. A “Javier” y José Luis aún los buscan sus familias con desesperación en facultades de medicina.

México cuenta con lineamientos federales precisos. Al no cumplirlos, las instituciones públicas y las educativas violan el Artículo 346 de la Ley General de Salud, el cual especifica que “los cadáveres no pueden ser objeto de propiedad y siempre serán tratados con respeto, dignidad y consideración”.

La situación es grave porque, de los 19 estados de la República Mexicana que presentaron registros de donaciones de cuerpos humanos a instituciones educativas entre 2000 y 2019, únicamente en Guanajuato coinciden los registros de la Fiscalía local con los de la Universidad estatal. En las 18 entidades restantes existen discrepancias en las cifras reportadas.

En Veracruz, Tamaulipas, Guerrero y Querétaro, las fiscalías generales negaron, a través de oficios, haber donado o prestado cadáveres a instituciones educativas; no obstante, las universidades de esas mismas entidades presentaron documentos que corroboraron que sus estudiantes habían realizado prácticas de anatomía en cuerpos humanos facilitados por las fiscalías.

En los siguientes 14 estados no coinciden las cifras reportadas por las fiscalías y las universidades, siendo que los lineamientos para preservar una debida cadena de custodia de los cuerpos requieren que las autoridades mantengan documentos de su proceso de entrega-recepción, acreditando su ubicación y el responsable de su salvaguarda.

Como la mayoría de los documentos entregados por las instituciones no detallan cada donación, sólo contienen totales de los cuerpos entregados o recibidos desde el año 2000, no es posible determinar las causas de las discrepancias. Ello, a pesar de que la Secretaría de Salud cuenta con el formato SSA-06-005, que debe tramitarse cuando una institución va a trasladar o disponer de un cadáver, o para notificar su inhumación o incineración.

La no identificación de cadáveres es un problema muy serio, ya que “existe una cantidad exagerada de personas desconocidas en la vía pública, sobre todo por hechos violentos” y miles de personas que los buscan, explica la doctora María Casas, catedrática de la Universidad Panamericana y experta en bioética.

El mínimo de respeto que merece un cuerpo sin vida es ser tratado obedeciendo los lineamientos jurídicos existentes.

“Todo tiene un proceso jurídico muy riguroso”, dice la doctora Casas.

Para ella, aunque el cuerpo no esté identificado, en todo momento debería haber un registro, desde su levantamiento e ingreso a la morgue, hasta que es donado a una universidad; incluso, de su disposición final.

El problema actual es que los funcionarios públicos no generan ni preservan la documentación que respalda legalmente la posesión de los cadáveres, según se desprende de las respuestas a las solicitudes de información pública.

Otro problema es que no existen procedimientos estandarizados, lamenta la doctora María Casas. Piensa que, desde el punto de vista ético, el respeto de un procedimiento de manejo adecuado es muy importante, sobre todo para que las familias encuentren a sus familiares perdidos. En su proceso de duelo, “eso le da una sensación de paz y de cerrar un círculo doloroso”. Asimismo, el cuerpo tiene derecho a tener un final apropiado y los familiares a rendirle rituales de despedida, precisa la doctora Casas.

En un país donde existen más de 73 mil personas desaparecidas, según los últimos informes oficiales, el mal manejo de los cuerpos para su uso en instituciones educativas no es un tema menor. Se suma a la tragedia que viven miles de personas por no saber el destino de sus familiares. 

 

Con información de Aristegui Noticias

https://aristeguinoticias.com/2809/investigaciones-especiales/donacion-de-cadaveres-a-universidades-una-desaparicion-silenciosa/

Imagen tomada de Aristegui Noticias

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