03 Mar 2021/ Miscelanea

El feminismo llama con furia a las puertas del Palacio Nacional

Por UAM Cuajimalpa a las 12:03 pm


Por Carmen Morán Breña

El movimiento feminista se acerca cada día más a las puertas del Palacio Nacional. Es una amenaza que quizá se cuente en votos electorales. O una oportunidad para ganarlos. Las mujeres han puesto la igualdad y la no violencia en el centro del debate y su lucha está cuestionando estos días, con una fuerza desconocida en México, las instituciones, los partidos políticos y a los actores de la vida pública. La tormenta política que rodea a Félix Salgado Macedonio, miembro de Morena y aspirante a la gubernatura de Guerrero acusado de dos violaciones y varios abusos sexuales, es solo el último quebradero de cabeza para un presidente, Andrés Manuel López Obrador, que desde comienzos de su mandato ha tenido problemas para interpretar la lucha de las mujeres por sus derechos.

Este martes se volvieron a vivir momentos de tensión. Decenas de activistas llegaron hasta el Zócalo mientras el presidente celebraba su conferencia diaria. Fueron encapsuladas por la policía y no encontraron interlocución, pero el grito quedó en la plaza: un violador no puede ser gobernador, clamaron, en referencia al caso Salgado Macedonio. Sus reivindicaciones están poniendo en apuros el discurso del propio mandatario, que no encuentra acomodo en un feminismo sin vuelta atrás. López Obrador volvió a enmarcar el asunto en un proceso de “politiquería”, es decir, algo que los adversarios están manejando para ganar apoyos electorales. Pero las espadas están en alto, el 8 de marzo a la vuelta de la esquina y las elecciones apenas tres meses más allá. Nadie parece dispuesto a ceder.

“El feminismo en México ha cobrado mucha fuerza desde hace un año, un gran ímpetu que debería aprovecharse para visibilizar las violencias y generar avances. El machismo se está desnudando y las mujeres víctimas están situándose en el centro del debate. Porque todas hemos sido víctimas en una u otra medida, pero hay algunos casos más horrorosos”, dice la presidenta de la comisión de Igualdad en el Congreso, Wendy Briceño, una militante de Morena que estos días ha alzado la voz contra el candidato Salgado Macedonio. Y muchas otras de su partido y más allá.

Muy crítica con la agenda de la igualdad de este Gobierno, la veterana feminista Patricia Olamendi, cree que la fuerza del movimiento está situando los problemas de las mujeres en el centro, “frente a un discurso que no entiende lo que está pasando y todo lo mete en los cajones habituales: los enemigos, el adversario, la ultraderecha. Quien eso dice no está entendiendo nada”, afirma. “No alcanzan a ver la dimensión de un movimiento que es político y social y de reivindicación de derechos. Una insurgencia por los derechos”, añade.

Hoy es una manifestación a las puertas del palacio presidencial y ayer fue otra frente a la Fiscalía en Guerrero, donde las mujeres dejaron pintura roja y un reclamo urgente: que la justicia aclare en qué momento está el proceso que se sigue contra Salgado Macedonio. Las mujeres no quieren esperar más. “Las reivindicaciones del movimiento feminista son legítimas y van más allá de los partidos políticos y de las elecciones. Es importante que a una persona con esas denuncias formales no se le permita llegar a un cargo público, independientemente del partido que lo sostenga”, dice Cristina Santana, de Redefine México, el área de jóvenes del Instituto Simone de Beauvoir. Tiene 27 años y es uno de los nombres que muestran el vigor del movimiento en México.

Los choques entre el feminismo y el presidente López Obrador empezaron temprano en su mandato y han sido una constante. La violencia contra las mujeres, que deja 10 cadáveres al día de promedio en el país, no ha disminuido, pero sí las esperanzas que muchas feministas habían depositado en este gobierno. Decepción y desilusión son palabras que se usan a menudo cuando se les pregunta por la agenda para la igualdad del presidente.

En las conferencias matutinas, López Obrador ha tenido algunos tropiezos sonoros en este terreno, como cuando se enfadó con las periodistas que le interrogaban por el asesinato de Ingrid Escamilla, una mujer de 25 años, atacada por su pareja en febrero de 2020. El presidente se molestó, prefería seguir hablando de la rifa del avión presidencial. Y evidenció que el discurso feminista no lo tenía bien engrasado.

El compromiso se verá en las elecciones. Cristina Santana no tiene dudas de que influirá en ese proceso: “El movimiento es muy fuerte y se está expresando de manera muy pública, desde las más jóvenes a las más grandes. Está posicionando la agenda. Las mujeres votamos, somos la mitad del país y las decisiones como ciudadanas las tomamos con base a las personas que trabajan para garantizar nuestros derechos”, afirma Santana cuando se le pregunta por el coste político que puede tener el caso Salgado. La exigencia, prosigue, “es que se rompa el pacto. [Al presidente] hay que aclararle que eso ni significa romper las alianzas con los hombres sino con la complicidad y el silencio ante la violencia o la discriminación”, dice.

 

Con información de El País

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Imagen tomada de El País

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