16 Oct 2018/ Miscelanea

Los nuevos peritos mexicanos se enfrentan a un escenario laboral desbordado por la violencia

Por UAM Cuajimalpa a las 04:10 pm


  • No existen cifras oficiales; sin embargo, expertos estiman que hay alrededor de 7 mil peritos forenses en el sector público. Más de mil peritos trabajan para la PGR, y el resto, para las estatales.

En un país desbordado por la escalada violencia, la matrícula de peritos en México está en aumento. El nuevo sistema de justicia, implementado en 2016, exige que los agentes que participan en un proceso forense tengan un título en un área del conocimiento relacionada. Sin embargo, la formación no está siempre a la altura del nuevo sistema y, tras graduarse, los profesionales se enfrentan a una falta de oportunidades laborales y a ambientes de trabajo saturados.

 “¿Quién está aquí porque pensó que era C.S.I?”, bromea la Dra. Jennifer Hincapié ante un grupo de interesados en cursar la carrera de ciencias forenses en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Nadie levanta la mano, pero la popularidad de las series de crimen es clave para explicar el auge de la demanda por este tipo de estudios. Sin embargo, de la serie a la realidad hay un trecho.

El interés de los jóvenes y la demanda de profesionales cualificados por parte de las instituciones han ido acompañados de un incremento de la oferta. Tan sólo en lo que va del año 22 mil homicidios se han cometido a lo largo y ancho del territorio mexicano. En la actualidad, México tiene alrededor de 300 instituciones de enseñanza en estudios relacionados con las ciencias forenses, según Eliseo Lázaro, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales. No obstante, la diversidad de centros es amplia, desde universidades públicas hasta institutos privados.

La inversión en este tipo de formación no siempre da los retornos esperados. “Hay muchas entidades que forman a profesionales por cantidad, no calidad”, asegura Juan Martín Hernández, director de la Red Nacional de Expertos Forenses. “La falta de cualificaciones apropiadas hace que no puedan competir en el mercado laboral”, explica. Y en el sector público hay poca capacidad de absorción. Por ejemplo, la Fiscalía de la República (PGR) y las de los 32 estados no suelen abrir más de una decena de plazas por año debido a restricciones presupuestarias, y los criterios para acceder son exigentes.

Si no consiguen colocarse en las instituciones públicas, los recién graduados acaban en la docencia, la Policía, el desempleo o en consultoras privadas, donde los salarios tienden a ser más elevados. Paradójicamente, debido a que el índice de homicidios se ha disparado en 2018, las fiscalías, sobre todo las estatales, están desbordadas.

A pesar de que no existen cifras oficiales, los expertos estiman que hay alrededor de 7 mil peritos forenses en el sector público; de éstos, 1700 trabajan para la PGR, y el resto, para las fiscalías estatales, las que cargan con la gran mayoría de delitos. “Harían falta cuatro mil más para aligerar la carga de trabajo”, afirmó el director de la Red Nacional de Expertos Forenses.

Los informes periciales se acumulan y los escasos efectivos encadenan jornadas maratonianas. El reciente descubrimiento de un camión con 273 cadáveres en el Estado de Jalisco, hacinados allí ante la saturación de la morgue, es una muestra de la presión a la que está sometido el sistema forense.

La cantidad de casos repercute, a su vez, en la calidad del trabajo de los peritos, quienes tampoco tienen tiempo para recibir cursos de actualización sobre las últimas innovaciones en el campo. Ante la necesidad de profesionales cualificados, varias universidades públicas han irrumpido recientemente en el mercado con una doble intención: por un lado, proponer alternativas más económicas que la oferta privada y, por el otro, brindar una formación más completa.

En 2013, la UNAM fue la primera universidad pública en crear una licenciatura de ciencias forenses que combina asignaturas de varias ramas del conocimiento, desde la química y la medicina hasta el derecho y las humanidades. “Antes solo existían grados de criminalística o de criminología, con un perfil más limitado”, explica la coordinadora de la carrera, la Dra. Zoraida García.

Otras universidades públicas se han apuntado a la senda abierta por la UNAM. La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) estrenó licenciatura en 2016; la de Morelos, en 2017; y la de Guadalajara, en 2018. Las cifras son alentadoras. En la BUAP, por ejemplo, las solicitudes se han multiplicado por cuatro en tan solo tres años; de 89 en 2016 a 400 para el presente curso académico. “Y se va a incrementar”, predice Jaime Tepoz, coordinador de la licenciatura.

Sin embargo, este nuevo abanico de posibilidades educativas también adolece de uno de los principales talones de Aquiles de la formación en ciencias forenses: la falta de especialización; lo que puede perjudicar la credibilidad de las declaraciones de los peritos en un juicio. De las 26 especialidades periciales reconocidas por la PGR, en México solo hay cédula oficial de especialista en cuatro de ellas, según Eliseo Lázaro. “Si el abogado defensor desacredita el perito por no tener una especialidad reconocida, desacreditan el peritaje y el caso se puede perder”, explica el experto.

No obstante, la tendencia hacia una mayor especialización y mejores estándares de formación empieza a abrirse camino. La UNAM, por ejemplo, ya se está planteando abrir maestrías y cursos de formación continua. Además, organizaciones como la Red Nacional de Expertos Forenses están desarrollando, junto con las universidades, estándares para elevar la calidad de la oferta educativa.

Hace unas semanas, Ana Karen Martínez viajó al Estado de Veracruz (este del país) porque se acababa de descubrir una fosa con 174 cuerpos dentro. Acompañó a un hombre a que se hiciera pruebas de saliva y sangre con la esperanza de identificar, entre los cadáveres, a un hijo desaparecido desde hace un año. Ella quiere especializarse en genética forense para ayudar a padres como él. Pese a los desafíos de la profesión elegida, Martínez tiene clara su vocación: “Ser útil a otras personas”.

Información de El País

https://elpais.com/internacional/2018/10/13/mexico/1539386146_581548.html

Imagen de El País

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