16 Jan 2019/ Miscelanea

Uno de cada 10 latinoamericanos vive en pobreza extrema, el máximo en una década

Por UAM Cuajimalpa a las 09:01 pm


La desigualdad baja y la carestía por ingresos se mantiene en América Latina y el Caribe: Cepal.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentó este martes el informe Panorama Social 2018, el documento presentado en Santiago, Chile, señala que la pobreza extrema ha alcanzado sus más altos índices de la última década en la región.

Aunque la tasa general de pobreza medida por ingreso se ha mantenido estable, ligeramente por encima del 30 por ciento, y la desigualdad por ingresos se ha reducido considerablemente desde 2000, uno de cada 10 latinoamericanos vive actualmente en pobreza extrema (10,2%), la cifra más alta en una década.

En 2002 había 57 millones de personas en situación de carestía extrema en América Latina, cifra que creció hasta los 62 millones en 2017 y que ha vuelto a aumentar en un millón más, hasta alcanzar los 63 millones de latinoamericanos en 2018, según la proyección de la Cepal.

“Aun cuando la región logró importantes avances entre la década pasada y mediados de la presente, desde 2015 se han registrado retrocesos, particularmente en materia de pobreza extrema", alertó Alicia Bárcena, responsable del brazo de Naciones Unidas para el desarrollo económico en la región, al tiempo que hacía un llamamiento a impulsar políticas públicas complementarias de protección social e inclusión laboral y redistributivas en materia de ingresos.

La tasa de pobreza general por ingreso, se mantuvo en 2017 en el 30,2 por ciento (184 millones de personas) en toda Latinoamérica, una tasa idéntica a la registrada un año antes. Sin embargo, mejores noticias vienen por el lado de la desigualdad de ingresos, uno de los grandes talones de Aquiles de América Latina y el Caribe, la región más dispar del mundo, que acoge a algunas de las mayores fortunas del planeta y también a millones de personas en condiciones de fragilidad extrema.

La inequidad de ingresos entre los hogares y las personas se ha reducido "apreciablemente" en la región desde principios de la década de 2000: el promedio simple de los índices de Gini —el indicador más utilizado globalmente— de los 18 países de América Latina analizados bajó de 0,543 en 2002 a 0,466 el año pasado. Sin embargo, el ritmo de reducción se ralentizó en los años recientes: mientras que entre 2002 y 2008 la disminución anual media de la desigualdad fue del 1,3 por ciento, entre 2008 y 2014 el ritmo bajó hasta el 0,8 por ciento y entre 2014 y 2017, hasta el 0,3 por ciento.

Colombia, El Salvador y Paraguay mostraron grandes reducciones de su desigualdad por ingresos en el periodo total analizado, mientras que otros, como Honduras y República Dominicana sufrieron deterioros. Pese a esta mejora, la todavía abrupta diferencia de ingresos entre latinoamericanos sigue "trabando el desarrollo" y permanecen como una "barrera" para la erradicación de la pobreza, la ampliación de la ciudadanía y la propia gobernabilidad democrática.

Los indicadores, destacan los técnicos del organismo de la ONU, "confirman un panorama con interrogantes para una región que enfrenta desafíos de gran magnitud para la inclusión social y laboral de su población y en la que persisten profundas desigualdades, especialmente ante el actual contexto económico y las transformaciones en curso en el mundo del trabajo". Vienen curvas y América Latina tiene que prepararse para un escenario marcado por la incertidumbre apuntó la secretaria ejecutiva de la Cepal.

El trabajo sigue siendo el camino más rápido para salir de la carestía, pero los mercados laborales de los diferentes países de la región siguen caracterizándose por una oferta de empleos insuficiente y por brechas "significativas" en la calidad de esos empleos, en el acceso a la protección social y en los ingresos laborales, "que en una alta proporción son inferiores a los salarios mínimos legales  y a lo requerido para superar la pobreza y lograr niveles adecuados de bienestar, a raíz de lo cual una proporción importante de ocupados trabajan largas jornadas".

Otra disfuncionalidad de los mercados de trabajo de la región es que uno de cada cinco trabajadores latinoamericanos recibe ingresos laborales inferiores a la línea de la pobreza de su país, cifra que se dispara hasta el 35 por ciento en el caso de la población rural. Todo, a pesar de completar largas jornadas diarias, en muchas ocasiones por encima de lo pautado por ley.

La informalidad sigue siendo, año tras año, marca de la casa de los mercados laborales latinoamericanos y caribeños. La Cepal es clara: falta de acceso a cobertura de la seguridad social en salud y pensiones, a jornadas de trabajo definidas a seguros por desempleo, accidentes y enfermedades laborales, así como a la protección de la maternidad y de la paternidad. Se llevan, por tanto, la peor parte.

La evolución futura no parece augurar un cambio de tendencia a favor de la formalización de sus puestos de trabajo: "Las transformaciones en el mundo del trabajo asociadas a la revolución tecnológica pueden aumentar aún más la proporción de ocupados en esta situación", sentencia el estudio en referencia implícita a plataformas digitales que han favorecido el trabajo por cuenta propia.

Con información de El País

https://elpais.com/internacional/2019/01/15/america/1547563856_964646.html

Con imagen de El País

https://elpais.com/internacional/2019/01/15/america/1547563856_964646.html

Informe Panorama Social 2018 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe

https://www.cepal.org/es/publicaciones/44395-panorama-social-america-latina-2018-documento-informativo

 


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