21 Nov 2018/ Miscelanea

La revolución renovable está en Latinoamérica

Por UAM Cuajimalpa a las 05:11 pm


  • Se prevé que para 2020, México desarrolle un proyecto eólico  que genere la electricidad más barata del mundo.

Por décadas América Latina ha tenido una matriz eléctrica más verde que el resto del mundo. Tan solo en Brasil, el 70 por ciento de la electricidad que se consume procede de saltos de agua. Sin embargo, la  energía hidroeléctrica, que propició esa primera revolución renovable, no atraviesa sus mejores días: su impacto ambiental y los episodios de sequía severa han puesto en tela de juicio su capacidad de crecimiento.

Costa Rica y Uruguay han planteado la posibilidad de cancelar el mayor proyecto hidroeléctrico de América Central. Cabe destacar que Uruguay es uno de los países del mundo que ya ha logrado que el cien por ciento de la electricidad que consume sea de origen renovable.

Existe una buena noticia, y esa es que los saltos de agua y los muy contaminantes combustibles fósiles tiene un sustituto fiable en las llamadas energías renovables no convencionales: la eólica y la solar. De acuerdo con Juan Roberto Paredes, del Banco Interamericano de Desarrollo, la transición de las renovables está en Latinoamérica.

Entre las grandes economías regionales, el avance es especialmente relevante en Chile; país donde las energías renovables cubrirán el 90 por ciento de la demanda en 2050. En México se prevé que para el 2020 el desarrollo de un proyecto eólico genere la electricidad más barata del mundo, llegando al 50 por ciento de las fuentes verdes en 2050.

El país norteamericano cuenta con una ventaja adicional respecto a sus vecinos: tiene “acceso preferencial” —en palabras de Luis Aguirre Torres, director ejecutivo de GreenMomentum— a una de las moléculas de gas más baratas del mundo, clave para el desarrollo de opciones de respaldo que cubran la demanda cuando las renovables, por definición intermitentes, no son suficientes.

Chile y México son los casos de éxito más destacados gracias a la apertura regulatoria, según Jorge Barrigh, presidente del Consejo Latinoamericano y Caribeño de Energías Renovables. Pero no los únicos: Brasil invirtió, sólo en 2015, más de siete mil millones de dólares en renovables no convencionales en Centroamérica.

Honduras ha despuntado como una potencia emergente en el campo de la energía solar y, hasta el inicio de su brutal crisis política, Nicaragua había seguido el camino de su vecina Costa Rica. Argentina también ha visto en sus vecinos Chile y Uruguay el espejo perfecto sobre el que proyectar su ya tardía apuesta renovable.

Mientras que Colombia no quiere quedarse atrás en un nicho fundamental para asegurar la soberanía energética en un futuro que está, más que nunca, a la vuelta de la esquina. Si los grandes —Brasil, México, Colombia, Argentina y Chile, responsables de casi el 80 por ciento del consumo energético de toda Latinoamérica— se mueven, se habrá recorrido un buen trecho del camino por delante.

“La región está transitando un camino muy interesante”, apunta Alfonso Blanco, secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade). “No sólo en eólica y solar, sino también en geotermia, que casi nunca entra en la agenda mediática pero que tiene gran potencial de todos los países del Cinturón de Fuego: de Chile a El Salvador”.

La aportación de este recurso es, por ahora, testimonial, “pero su potencial es indudable”, completa el jefe de la Unidad de Energía y Recursos Naturales de la Cepal en su sede subregional mexicana, Víctor Hugo Ventura, otro optimista —uno más— sobre el futuro verde de la región. “El margen de crecimiento es tan grande como difícil de calcular”, agregó.

No es casualidad que América Latina se haya convertido en el nuevo Dorado de las energías renovables. A sus condiciones naturales únicas —"no hay mejores zonas para la eólica que la Patagonia, la Guajira colombiana o el sur de México, ni mejores regiones para la solar que el norte de Chile y de México o el sur de Perú", apunta Barrigh— se suma el sentido de la urgencia: tras un 2017 marcado por inundaciones y huracanes, la región está en primera línea frente al cambio climático y la necesidad de transitar hacia otro modelo es imperiosa.

Si las emisiones globales no se reducen drásticamente y meten la reversa al calentamiento global, 17 millones de latinoamericanos se verán forzados a la migración de aquí a 2050 por la subida del nivel del mar, los huracanes y la merma en las cosechas, según el Banco Mundial.

Con información de El País

https://elpais.com/economia/2018/11/15/actualidad/1542293699_535260.html

Con imagen de El País

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